En su exterior, las bombillas LED están compuestas por un casquillo, un disipador y un difusor; y protegidos por este último, presentan un sistema de chips y luces. Con esta información surgió la idea de que dichas luces y chips estén integradas en un mismo disco extraible. De esta manera, una vez la bombilla se ha fundido, solo se debe intercambiar el anillo interior, pero se pueden reutilizar el resto de componentes no dañados.

Surge así la bombilla infinita, desarrollada únicamente como concepto a partir del cuál crear y diseñar la marca y el packaging del producto.

Ewig se trata de una compañía alemana, especializada en iluminación y enfocada en la sostenibilidad de sus productos. Su artículo estrella es la bombilla infinita, que le otorga su naming a la marca puesto que la traducción de Ewig del alemán es "eterno". El logotipo fue creado basando la característica "W" en la fuente Lombok del estudio de diseño Vinti7, y acompañándola de una tipografía básica creada especificamente para ello. La elección de colores se hizo tras un estudio de mercado con el objeto de diferenciar la marca del resto de competidores.

Para la venta de este producto se han desarrollado dos packagings diferentes: uno para las bombillas y otros para los recambios, cada uno fabricado a medida para el objeto transportado en su interior. Estos envases son fabricados con cartones, plásticos y tintas biodegradables, y presentan al menos un lateral transparente para poder observar el producto real.